Sea como fuere, se trata de un postre sencillo y muy suave para terminar una comida , que además con el toque de azúcar quemado gana muchos puntos. A nivel visual lo podéis confundir con la crema catalana (muchas veces se sirve además en el mismo tipo de recipiente) pero su sabor no es igual. Este tipo de "cremas dulces" (también los tipo mousse) son los favoritos de Isma, así que me puse manos a la obra con él, así que nos ponemos delantales y ¡a cocinar!
Ingredientes
4 yemas de huevo.
60 g. de azúcar.
250 g. de leche entera.
200 g. de nata o crema de leche.
1 cucharadita de esencia de vainilla.
Azúcar para caramelizar.
Preparación
Precalentamos el horno a 200ºC.
Batimos las yemas con el azúcar hasta que blanqueen y doblen el volumen..
Mezclamos en un recipiente la nata, la leche y la esencia de vainilla y se lo incorporamos a las yemas moviendo con unas varillas.
Hacemos un baño María. Para ello, en una bandeja de horno colocamos los recipientes en los que vamos a echar la crème. Añadimos agua caliente hasta la mitad de la altura de los recipientes.
Vertemos la mezcla en cada uno de los recipientes y horneamos durante 25-30 minutos.
Dejamos enfriar en la nevera un mínimo de tres horas, yo prefiero hacerlo de un día para otro, porque coge mejor sabor.
A la hora de servir espolvoreamos con azúcar y quemamos con un soplete de cocina.
Con el soplete le damos el toque perfecto |
No hay comentarios:
Publicar un comentario