Azúcar invertido

jueves, 2 de julio de 2015

No hay duda que el rey del verano es el helado, apetece a cualquier hora del día y más con esta ola de calor que nos azota. Hoy os quiero hablar del azúcar invertido, un ingrediente imprescindible para hacer vuestros helados caseros. Ya teníamos bastantes helados publicados en el blog (ver todas las recetas de helado pinchando aquí), pero nos faltaba explicar como se hace el azúcar invertido, así que ya no tenéis excusa para hacerlos (eso si, tenéis que tener una heladera, que en mi caso tengo la del Lidl, que teniendo en cuenta que vale 20 €, es genial).

¿Porqué necesitamos azúcar invertido en lugar de azúcar normal para hacer helados? Explicar el proceso químico que se produce al realizar esto es complicado, así que vamos a quedarnos en que este tipo de azúcar sirve para que el helado no se cristalice y quede más cremoso, además tiene un poder endulzante superior al azúcar normal. También se utiliza para bizcochos, panes y bollería. En el caso de la bollería y demás, hace que se conserven más tiempo las masas y que queden más esponjosas. Suele sustituir un porcentaje del azúcar que usemos en helados, bizcochos, panes....

Las proporciones, suelen ser:
-Helados: 25% (si la receta indica 200 gr. azúcar, le pondremos 150 gr. de azúcar y 50 gr. de azúcar invertido, por ejemplo).
-Bizcochos, magdalenas y bollería: 10%-20 %.
-Panes: 50%

Dura perfecto al menos 6 meses, en tarro de cristal , en un lugar sin luz, no hace falta nevera.


Ingredientes

150 ml. de agua mineral.
350 g. de azúcar.
Gasificante. Un sobre blanco y otro morado. Lo podéis encontrar en Mercadona de la marca Hacendado.


Preparación


Ponemos el agua, el azúcar y el sobre blanco (ácido tartásico) en un cazo y removemos bien:


Lo ponemos al fuego hasta que empiece a hervir:


Lo sacamos del fuego y dejamos que se temple y que no queme.


Le añadimos el sobre morado (bicarbonato):


Mezclamos bien con las varillas:


Saldrá mucha espuma, pero no importa, después con el reposo se quitará:

Lo dejamos reposar hasta que desaparezcan las burbujas.

Lo metemos en un tarro de cristal cuando esté totalmente frío. En ese tarro, pondremos una etiqueta con la fecha de caducidad del contenido.

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